Esta residencia de una planta ubicada en Valle de Bravo fusiona elementos de la arquitectura campestre mexicana como vigas de madera sólida, piedra y adobe con piezas de mobiliario contemporáneo y un programa arquitectónico adaptado a la vida actual.

El proyecto se organiza en dos volúmenes con techos a dos aguas de teja de barro, emplazados sobre un terreno extenso rodeado de áreas verdes. Ambos volúmenes se conectan mediante un sendero de piedras sobre césped que facilitan la circulación.

El volúmen principal alberga las áreas sociales y habitaciones. En el techo, travesaños de madera a dos aguas se apoyan sobre una viga central de acero que se prolonga por el volúmen atravesando los espacios y resaltando su amplitud. La casa se rodea de un tejabán perimetral sostenido por columnas de madera cubiertas de enredaderas, integrando el interior con el entorno natural.

El piso de piedra de recinto se prolonga tanto al interior como al exterior, creando una transición sutil entre los espacios que unifica el lenguaje arquitectónico de manera fluida y refuerza la conexión con el exterior.

El volúmen secundario funciona como extensión del área social: una terreza independiente destinada a la alberca y a un área de descanso diseñada tanto para organizar eventos sociales como para ofrecer un espacio de relajación y esparcimiento para la familia.